miércoles, 19 de agosto de 2009

El sitio de tu recreo

Quiero ser el sitio de tu recreo
aunque eso, creo
ya lo decía una canción.

Quiero que apoyes tus horas de más
en los semáforos de Madrid,
tus sueños de menos
y hasta tus más inconfesables
perezas
en la torpe blandura de mi vientre.

Quiero ser el blanco
(no me moveré, lo prometo)
donde claves tus puñales
cuando te sobren amaneceres, y los domingos
se te pierdan por la ventana.

Quiero arañarte y que te quejes
cuando se te rasgue el gesto de niña
sin tarta de cumpleaños
y que sepas
que te llevo a casa cuando quieras.

Quiero arañarte y que te quejes
cuando las piernas te tiemblen
y el mundo te saque el resuello
a puñetazos
y decirte: si te agachas que sea
para coger impulso.

Quiero que me arañes y me muerdas
y me des patadas, si hace falta
para que no me duerma
a la orilla del camino porque
entre los árboles

la sombra es más cómoda y la brisa
trae el recuerdo de las tardes de verano.

Quiero que me arañes y me muerdas
y me des patadas, si hace falta
si algún día llego tarde
al atardecer de tus ojos
o si es muy pronto, todavía
para abandonar
el asidero de tus caderas.

Quiero ser el sitio de tu recreo
y perder las horas
y pasarlas buscándote entre las luces
que las sábanas tatúan en tus piernas.

1 comentario:

  1. Hay nieve,
    hay fuego,
    hay deseo,
    ahí donde me recreo.
    Y hay abrazos
    entre borrachos
    a las 3 de la mañana
    que dan impulso
    a una cara de niña.

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