lunes, 3 de enero de 2011

Instinto de supervivencia

El primer mordisco lo dio ella. Se llevó el barrio de Salamanca y un trozo de Retiro de un solo bocado. Luego se relamió y le dedicó un último movimiento de caderas al salir. Cerró la puerta con delicadeza. El segundo mordisco no quiso tenerlo en cuenta, pero fue inevitable, estaba ahí, marcado en el cuello, y escocía: la muerte de su padre. Un accidente de coche engulló la Casa de Campo, incluidos el Zoo y el teleférico, y todo La Latina y Lavapiés. El tercero lo dio un imbécil con gafas del tribunal de oposición. ¡Suspenso!, gritó, y Ciudad Universitaria, Moncloa y Chamberí desaparecieron crujiendo entre sus dientes. Sólo al final, cuando el barrio del Pilar y Plaza de Castilla temblaban bajo las fauces de su jefe (que balbuceó algo sobre ajustes de plantilla y optimización de recursos), compró un billete de avión.

3 comentarios:

  1. Algún dia escribiré la huida de Barcelona. Felicidades por este billete de avión de Madrid.
    Seguimos en contacto...

    Javier

    ResponderEliminar
  2. Vaya, @anónimo, muchas gracias :) También por pasarte por aquí.

    @Siempremafalda. No esperes a sentir el aliento en el cogote ;)

    ResponderEliminar