jueves, 2 de junio de 2011

Interrupciones

El escritor se sentó frente a su escritorio y puso sobre él un bolígrafo y un folio. Un folio blanco, dispuesto. Calentó el bolígrafo entre las manos, con ímpetu. Pero entonces un unicornio apareció en su jardín. Él no lo creyó al principio y tuvo que apretar los ojos porque el sol le deslumbraba. Dudó también porque no era blanco como siempre había leído, pero el cuerno estaba allí, eso era innegable. El unicornio dio un brinco a la casa del vecino y desapareció. Él se vio atrapado de nuevo por el folio que ahora estaba colocado en una máquina de escribir. El escritor colocó los dedos sobre el teclado, preparado. En ese momento se oyó un portazo. Miró por la ventana. Su mujer salía de la casa cargada con una maleta, atravesaba el jardín y se subía en un descapotable rojo. Había un hombre al volante. Al escritor le extrañó que llevara un pañuelo en la cabeza, su mujer nunca llevaba pañuelo. Pero entonces la casa quedó en silencio y el escritor suspiró aliviado. Pensó que podría, al fin, escribir. Allí estaba el cursor, inesperado y titilante en la pantalla del ordenador, aguardando. De repente se escuchó el estruendo de un rotor alrededor de la casa. El escritor salió a la terraza para ver qué pasaba. Un helicóptero se había posado en el tejado. El escritor gritó, gesticuló, subió hasta la terraza apoyado en un bastón porque le dolían las rodillas. El piloto no levantó el vuelo hasta que llegó el repartidor de pizzas. Ni siquiera se disculpó por la maceta rota. El escritor estaba muy cansado. Descendió las escaleras hasta el despacho muy lentamente, arrastrando los zapatos por la moqueta. Entonces empezó a sonar el teléfono.

3 comentarios:

  1. Quizás la literatura esté de paso, o la realidad se convierta en alguien extraño con un pañuelo en la cabeza, y la musa, decida salir volando tras acercarse a un breve placer terrenal y alimenticio, y cuando por fin, el escritor encuentra silencio, el teléfono hace su entrada, tal vez con un mensaje que deba trasladar a la página que, hasta ese momento, es la única sigue en blanco, sin interrupciones.

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  2. jeje, me gusta, ¿y si realmente estaba escribiendo lo que le pasa y asñi también sus interrupciones?

    encantado de conocer tu blog, un saludo!

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  3. Juan Carlos y Akaki,

    Gracias por pasaros por aquí, hay mucho en el relato de lo que decís.

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