Juanjo teclea y en sus gafas se reflejan las celdas de un Excel. Juanjo teclea y los dedos recorren sin pausa el teclado, como fieras que van de un lado al otro de la jaula. Juanjo teclea y el crujido de las teclas parece combatir el estrépito de las risas, los estallidos del descorche, los gritos y las bromas que invaden la oficina. “Juanjo, ¿qué haces? ¡Que no todos los días toca el Gordo!”. Pero Juanjo teclea: celda, cifra, celda, cifra, y en sus gafas se reflejan centenares, miles de celdas por llenar.
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ResponderEliminarUn placer leerte, como siempre. Justo ayer andaba pensando que hacía tiempo que no escribías e iba a decírtelo!!
ResponderEliminarSe joda el cabrón amargado!
ResponderEliminar¡Gracias por pasar por aquí!
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