Una terraza en Madrid es como una bocanada de aire fresco.
Quizás un jardín o un parque donde jugar y reír y perderse.
¡La pista de lanzamiento para explorar Marte cualquier noche de agosto! Three, two, one...
Una terraza en Madrid: unos labios que gritan callados: ¡Ahí os quedáis con vuestros coches y vuestras prisas y vuestras farolas que ocultan la noche!
Un robo triunfal y precioso; una aldea irreductible que resiste aún al invasor.
Un polvo de soslayo, furtivo y silencioso...
Quizás ahora alguien nos esté viendo desde ahí arriba, justo en este instante: desnudos y fumando en esta terraza.
Esta vez ella no dice nada. Da una calada al cigarro y sonríe.
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